Científicos dan claves para entender los cambios de las lluvias

El cambio climático, el agujero en la capa de ozono y las corrientes del Niño y la Niña han moldeado el país en los últimos años.

Sequía y pocos eventos lluviosos han sido tópicos recurrentes en lo que va del año, lo que ha permitido esbozar un cambio en el régimen de lluvias, atribuido generalmente al cambio climático. Para comprender el panorama con base científica, académicos de la Universidad de Chile señalaron una serie de claves para entender cómo hoy se dan las lluvias a lo largo del país.

Los investigadores coincidieron en afirmar que el cambio climático es real: en marzo, la Universidad de Columbia (en Estados Unidos) anunció un aumento de 2°C en la temperatura global antes de 2020. Esto, según los docentes chilenos, puede verse como una cifra mínima, pero sus implicancias pueden ser catastróficas, ya que por cada grado celsius que aumenta la temperatura del planeta, las precipitaciones suben entre un 3% y 5%.

No todas estas precipitaciones caen como lluvia sobre la tierra, explicaron los docentes, sino que muchas se concentran en el mar o en cadenas montañosas -en forma de nieve -, pudiendo después generar aluviones en lugar de sólo precipitaciones.

Chile efectivamente está pasando por años secos, pero "la Tierra busca siempre un balance de energía y por ello no sería extraño que pasemos posteriormente por un periodo húmedo, que equilibre lo que hemos visto en estas últimas décadas", señaló el académico Juan Pablo Boisier.

No obstante, considerando que un ciclo lluvioso es esperable como parte de las consecuencias del cambio climático sobre el territorio, algo que, se anticipa, que no será mediante condiciones normales, sino que mediante episodios intensos.


Capa de ozono

Los investigadores fueron enfáticos en que el agujero de la capa de ozono -que protege al planeta de los efectos de la radiación ultravioleta del sol- todavía tiene efectos en el sur del país, pese a que las últimas mediciones han resultado auspiciosas, según la Nasa.

Este avance medioambiental es producto de la suma de esfuerzos internacionales para cerrar el agujero, ubicado encima de las regiones de Los Ríos, Los Lagos, y la zona patagónica de Chile y Argentina, por lo que aún se puede esperar que exista un déficit de precipitaciones en estos territorios, reportados en peligro por la Nasa, en 1988, cuando se detectó el fenómeno.

Otro evento climático importante para el país es la influencia de las corrientes del Niño y la Niña, que definen cómo y cuánto llueve, pero, según los investigadores, no sólo se le puede atribuir la carencia o exceso de precipitaciones al Niño -definido como el calentamiento de la zona ecuatorial del Océano Pacífico oriental -y la Niña -fase fría que aminora la temperatura del Pacífico -, sino a fenómenos más lentos, indicó Boisier, "tales como la oscilación del canal del Pacífico, que funciona como una fase fría, pero que opera de forma más paulatina, como un proceso que hemos podido observar en nuestras investigaciones (en el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia [CR2] de la casa de estudios) durante los últimos 40 años".

Estos análisis han arrojado que Chile y Argentina son territorios opuestos en materia de aguaslluvias, producto de la Cordillera de Los Andes: el extremo austral del país vecino es muy húmedo, a diferencia de su zona más central, por el lado de la pampa, que es muy seco y frío. Esto ocurre porque, debido a la altitud de la cordillera, no pueden pasar los frentes de altas o bajas presiones que se manifiestan en Chile hacia territorio argentino, explicaron los docentes.


Fuente: Diario Atacama. 17 de junio de 2018, pag 21


18 de Junio de 2018