Hacia una agricultura inteligente.


Conseguir cultivos más competitivos y sostenibles en el tiempo, dejando atrás el paradigma clásico del chuzo, la pala y el tractor, es lo que propone la Agricultura 4.0, una forma de entender e impulsar el desarrollo del sector agroalimentario, que considera el uso de las nuevas tecnologías para dar paso a la automatización y el intercambio de datos que permitan garantizar la alimentación de la población mundial, cuyo crecimiento será de un 33% para el 2050 según datos entregados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) prevé que con este crecimiento global, la demanda de alimentos se incrementará en un 70%, lo que entre otras cosas, generaría una mayor deforestación. Hoy el 25% de los campos de cultivo ya se encuentran en estado de degradación, lo que se traduce en tierras menos fértiles, con menos tiempo de producción y un efecto directo en el cambio climático.

Por esta razón, la producción agrícola a nivel mundial se enfrenta a una transición en la que debe ser más eficiente con los recursos y generar la mayor cantidad de alimentos posibles, para dar paso a una agricultura inteligente que permita aumentar la eficiencia y optimización de los procesos agrícolas, mejorar los rendimientos y minimizar su impacto en el medio ambiente.

Agro 4.0 en Chile

En definitiva, se trata de una nueva forma de entender la agricultura que contempla cómo será la producción de alimentos en los próximos años, donde la robótica, las telecomunicaciones, la información digital y el marketing digital serán los protagonistas de lo que comemos.

En los últimos 10 años, Chile ha invertido más de $45 mil millones en proyectos de innovación agraria relacionados con el desarrollo de la agricultura inteligente, que busca incorporar las tecnologías emergentes (internet, Big Data e inteligencia artificial [IA], entre otros) a la producción del agro.

El Ministerio de Agricultura, a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), busca apoyar con fuerza el desarrollo y validación de nuevas herramientas tecnológicas que permiten lograr procesos inteligentes de medición, evaluación y acción en el agro chileno para un uso más eficiente y preciso de los recursos, logrando aumentos de productividad en forma sostenible.

Esto se ha materializado a través del apoyo de sistemas de gestión de la información, agricultura de precisión, automatización y robótica, financiando 70 proyectos de innovación con un aporte superior a los $6.420 millones en los últimos 10 años.

En el marco de la Expo Chile Agrícola 2019, el director ejecutivo de la institución, Álvaro Eyzaguirre, expresó que “para el ministerio la agricultura inteligente es primordial y por ello, como fundación hemos tomado el liderazgo de este tema, mostrando que la innovación juega un rol principal a través del desarrollo, adaptación y transferencia de tecnologías que permitan asimilar esta nueva realidad y añadir valor hacia los productores y consumidores”.

El futuro está pasando

Para Paulo Escobar, ingeniero agrónomo, MBA, CEO y creador de Bio Insumos Nativa y director de varios proyectos tecnológicos, en Chile se ha avanzado en el uso de las nuevas tecnologías. “Actualmente existe una oferta de servicios que apuntan a la modernización de la agricultura y a su digitalización, uso de IA, automatización y robotización, entre otros, a partir del financiamiento del Estado a través de Corfo y FIA y de emprendedores locales y empresas internacionales que han venido a generar y ofrecer servicios para la agricultura 4.0.

“Las mayores áreas de desarrollo en Chile están relacionadas con biotecnología, producción sustentable y mano de obra”, comentó.

Bio Insumos Nativa se dedica al desarrollo de biopesticidas con biotecnología, ya que ha incorporado el uso de consorcios biológicos adaptados a estrés ambiental (para poyar a los agricultores afectados por el cambio climático) y disminución de la fertilización (orientado a disminuir el óxido nitroso, principal problema generado por la fertilización nitrogenada en términos del calentamiento global y disminución de la fertilización fosfatada a través de solubizadores de fósforo).

“Ya tenemos productos desarrollados y estamos en procesos de desarrollo con IA y drones para identificar enfermedades y poder realizar aplicaciones localizadas antes que el problema se expanda, para así disminuir los costos para el agricultor”, explicó.

Por otro lado, como una forma de apoyar a las pequeñas y medianas empresas agroindustriales y frutícolas de la Región del Maule en la adopción de nuevas tecnologías digitales, sensores y de automatización, en 2017 nació el Centro de Extensionismo Tecnológico (CET) Thinkagro, liderado por la Universidad de Talca, coejecutado por Inacap sede Talca y cofinanciado por Corfo.

Juan Antonio Reyes, director ejecutivo de Thinkagro, comentó que utilizan el modelo delivery: “Tomamos contacto con la empresa, luego se realiza una visita técnica y la aplicación del diagnóstico tecnológico productivo. Con estos datos el extensionista del CET desarrolla una propuesta de mejora y servicios. Posteriormente, se realiza la prestación del servicio y luego la medición de calidad e impacto”.

Si bien ya han generado alianzas estratégicas con organismos e instituciones de las regiones de O’Higgins y Biobío, no descartan el crecimiento hacia esas zonas del país, para así dar respuesta a las demandas y requerimientos solicitados.

Desafíos

No obstante que la Agricultura 4.0 está presente en nuestro país, aún hay brechas importantes para introducir tecnología a las pymes agrícolas.

Al respecto, Reyes explica que los aspectos de conectividad asociados a los bajos niveles de cobertura de internet y mala calidad del servicio en zonas rurales, ha dificultado el uso de software u otras tecnologías que dependen de dicha herramienta. “A esto se suma la baja capacidad de absorción de tecnologías por parte de los trabajadores, el bajo desarrollo de capital humano para el manejo de TICs y el desconocimiento de los beneficios económicos en la implementación de nuevas tecnologías, entre otros”, detalló.

Para Escobar (Bio Insumos Nativa), el Estado es clave en la adopción de las tecnologías. Sin embargo, expresó que la generación de la oferta de servicios para la Agricultura 4.0 debe ser algo mixto. “El privado lo puede hacer si tiene los recursos, pero cuántas buenas ideas no tienen los recursos y necesitamos del Estado para que nos dé el primer empujón. Bio Insumos Nativa es parte de este último ejemplo”, planteó.


Fuente: Revista Nuestra Tierra N°320, pág 6


16 de Diciembre de 2019