En noviembre de 1925, el botánico estadounidense, Iván M. Johnston, recolectó por primera vez una curiosa flor en la Quebrada Cañas, en la Región de Atacama. La llamó Argemone crassifolia, hoy conocida también como cardo santo.
Según consignó nuestro medio asociado, Atacama Noticias, luego de este descubrimiento, pasaron décadas donde nadie logró registrar una nueva aparición de esta especie en ningún otro herbario.
Sin embargo, después de casi 100 años, un grupo de investigadores del Banco Base de Semillas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Intihuasi se abocó a la tarea de encontrar la mítica Argemone crassifolia. Y lo lograron.
Perteneciente al género Argemone y conocida popularmente como “cardo santo”, la flor fue declarada como extinta en 2011 por el Comité de Clasificación de Especies Silvestres del Ministerio de Medioambiente, debido a la ausencia de colecciones actuales.
Diez años después, gracias a una ardua metodología de investigación y trabajo en terreno, fue posible volver a encontrarla en 2021.
“El descubrimiento no fue casual”, explicó Sergio Ibáñez, relatando que para lograr reencontrar la planta se estudió en el único ejemplar de herbario que se conocía de esta especie, colectado hace un siglo por Iván Johnston.
Según explican, la única pista que dejó el estadounidense fue que la había encontrado en la “Quebrada Cañas”, un lugar que nadie sabía realmente dónde estaba.
No obstante, a partir de otras colectas de Johnston y de sus notas, se encontró que, durante 1925, él había estado en alguna parte entre la Quebrada de Paipote y la Sierra San Miguel, al este de Copiapó.
“Con esta información, se buscó en una base de datos antigua de 1924 realizada por Luis Risopatrón y otra de Internet (geonames.org), y se tomaron todos los nombres topográficos que tuvieran la palabra “Cañas” o sus variantes”, relató el investigador.
“Luego, consideramos solo los lugares que estuvieran cerca de Copiapó y alrededor de la altitud indicada por Johnston en la etiqueta de su planta. Los lugares que quedaron fueron pocos, y uno de ellos fue la Quebrada Cañas, donde pudimos encontrar la planta”, agregó.
Para determinar en qué momento se realizarían las expediciones buscando la especie, se consideró la pluviometría y la fecha en la que fue colectada la planta. Es por esta razón que en los meses de primavera de 2021, un año que registraron eventos de precipitación por sobre lo normal en los meses de invierno, se realizaron las salidas a terreno.
Una vez localizada la población se levantó un censo de los ejemplares hallados y además se recolectó material de herbario y de semillas para su conservación ex situ en el Banco Base de Semillas (BBS) del INIA.
El género Argemone incluye 32 especies, distribuidas principalmente en América y una endémica de Hawái. Sus dos centros de diversificación están en América del Norte y América del Sur, donde Chile destaca con cuatro especies nativas. La más endémica es la mencionada Argemone crassifolia, que crece solo en la precordillera de Copiapó, en la Región de Atacama.
A esta especie se les llama “cardo santo” porque se asemejan mucho a un cardo. Tienen hojas compuestas grandes, un tallo largo que sostiene flores en la parte superior y generalmente están cubiertas de espinas.
Sin embargo, como los Argemone están emparentados con las amapolas, sus flores son más parecidas a estas plantas; tienen flores grandes y llamativas, botánicamente similares en composición.
Según comentó Ibáñez, en el caso de Argemone crassifolia, se consideró como una especie distinta a todas las especies chilenas por la ausencia completa de espinas y sus hojas gruesas, entre otras características.
“Debido a que la especie solo se conocía de una sola rama depositada en un herbario, no se sabía muy bien como era la planta completa. Gracias al hallazgo en terreno, se pudo constatar que la planta es muy parecida a los otros Argemone en cuanto a su hábito; una planta alta, con hojas abundantes en la base y un escapo con flores en la parte superior”, señaló Ibáñez.
“Un detalle importante constatado en terreno, es que en la población se encontraron individuos sin espinas (como el único ejemplar que se conocía previamente) y otros con espinas. De esta manera, los individuos con espinas se pueden confundir con otras especies, pero se diferencian porque la base de las espinas en otras especies parecidas presenta unas pústulas”, agregó.
Para el secretario regional ministerial de Agricultura de Atacama, Cristián Cortés Olivares, este hallazgo es de suma importancia, no solo para nuestra cartera, sino para nuestro país, “toda vez que encontramos una especie extinta, que reaparece después de tantos años. Por eso es necesario seguir invirtiendo en investigación, de forma tal de asegurar a nuestros servicios que continúen su labor de proteger nuestros ecosistemas”.
Sobre la importancia del hallazgo, el profesional de INIA, explicó que el redescubrimiento de una especie considerada extinta es de gran importancia.
Según indicó, la Argemone crassifolia es muy importante, ya que fue considerada la segunda especie más relevante en la Región de Atacama, después de la Leontochir ovallei o “garra de león”, según el «Libro Rojo de la Flora de la Región de Atacama». Además, A. crassifolia pertenece a un grupo de plantas con alto valor medicinal, al producir compuestos potencialmente útiles para la salud humana.
Es por este motivo que, apenas se encontró la planta, se colectaron semillas de la población para conservar el germoplasma de manera ex situ en el Banco Base de Semillas del INIA Intihuasi.
“La zona en que se encuentra es de una gran actividad minera, por lo que la población corre el riesgo de verse afectada por estas actividades. Esto significa que deben considerarse otras maneras de protegerla en su hábitat. Sin embargo, gracias a la conservación de semillas realizadas en el Banco de Semillas del INIA, al menos ya no se volverá a correr el riesgo de perder esta planta para siempre”, afirmó Ibáñez.
Fuente: Biobiochile.cl
6 de Septiembre de 2024