Sanitarias despliegan planes de reducción de las pérdidas de agua para hacer frente a la sequía


El agua no facturada representa en promedio más del 30% del volumen del recurso producido en el país, valor que incluye, entre otros, las pérdidas físicas del recurso que ocurren en las redes de las empresas, que representa del orden de un 74% de ese indicador.

En 2018, según las últimas cifras disponibles de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), la producción alcanzó un volumen de 1.740 millones de m3, periodo en que el consumo, que está representado por los metros cúbicos de agua potable registrado por los medidores domiciliarios y facturado a los clientes de cada compañía, totalizó 1.201 millones de m3.

Son varias las causas del agua no facturada, entre ellas, las pérdidas físicas que corresponde al volumen que es producido y que no llega al consumidor final por fallas en los sistemas de distribución, principalmente en conducciones y redes. También considera otros ítems como problemas en la medición o conexiones clandestinas, o uso de agua para extinción de incendios por parte de Bomberos.

Lo cierto, es que en el contexto de sequía en gran parte del país y cuando la escasez hídrica es uno de los principales problemas que enfrenta la sociedad actual, reducir las pérdidas del recurso en las redes de distribución se vuelve un desafío mayor para las empresas sanitarias.

Este tema actualmente está siendo prioritario para las compañías, que están acelerando inversiones para controlar las pérdidas. Por medio de tecnologías para la detección y prevención de fugas invisibles de la red,

Aguas Andinas, firma que abastece a gran parte de la población de la Región Metropolitana, cuenta con un plan de eficiencia hidráulica, con una inversión por cerca de US$100 millones, el que considera tecnología de punta para detectar fugas nos visibles de agua potable.

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9 de Marzo de 2020