Proyecto logra sistema de alto rendimiento y baja carga de plaguicidas en producción de tomates.

INIA. El seguimiento del ciclo productivo y adecuación de técnicas de cultivo facilitaron obtener productos con valor agregado, menores costos operativos y bajo impacto ambiental.

Los consumidores preguntan qué le estamos echando a los tomates por su mejor sabor y olor", dice Emilio Saavedra, agricultor del sector Canto del Agua, al sur de la Región de Atacama, quien en pocas semanas venderá toda su producción, tras introducir un sistema de alto rendimiento y de baja carga de insecticidas.

Proyecto
El proyecto "Aplicación de Sistemas de Detección Temprana y Control de Bajo Impacto Ambiental de Plagas y Enfermedades en Cultivos de Hortalizas para la Obtención de Productos Saludables", financiado con recursos del Gobierno Regional de Atacama, estableció una unidad demostrativa e implementó una propuesta fitosanitaria de bajo impacto ambiental, en un cultivo de tomate bajo invernadero.

En sólo dos aplicaciones de plaguicidas, en contraste con las quince que en promedio se realizaba, la propuesta del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) obtuvo productos de alto valor agregado, al presentar una baja carga de químicos; reducción de costos operativos; menor impacto ambiental, y agricultores y profesionales capacitados.

El investigador en Entomología y director del proyecto, Claudio Salas, recuerda que los agricultores de la zona desconocían los agentes que afectaban a sus cultivos. "La primera acción fue un análisis de suelo, encontrando gran presencia de nemátodos fitoparásitos. Nuestra prioridad, entonces, fue enseñar al agricultor sobre las acciones para reducir las poblaciones. Se orientó al agricultor en adquirir plantas injertadas con tolerancia a nemátodos, incorporación de materia orgánica y uso de nematicidas biológicos", dijo.

Además, se utilizaron plantas de tomates injertadas con el fin de aumentar el vigor y la productividad del cultivo. Junto con medidas de control para plagas, se capacitó al agricultor en labores culturales orientadas a favorecer el vigor de las plantas a través de fertilización y poda adecuadas. En este punto, fue necesaria la adecuación de labores acorde al nuevo sistema productivo, en las etapas de plantación, fertilización y poda.

"Los resultados muestran cómo los conocimientos y la tecnología de INIA se pone al servicio de las necesidades, generando modernización y alto impacto en el control de plagas, inocuidad de los alimentos y las proyecciones económicas de nuestros agricultores", comenta el director de INIA Intihuasi, Edgardo Díaz.

En solo meses días se consiguió excelentes resultados, dice Salas: "hoy en dos tomates se hace un kilo, mientras que en 2017 no superaban el tamaño de una pelota de ping pong".


Fuente: Diario Atacama. 05 de marzo de 2019, pág 5.


7 de Marzo de 2019